Las auditorías de cuentas son unos análisis que hacen unos profesionales externos a la empresa para verificar que las cuentas anuales que presenta la sociedad son ciertas, que su contabilidad y sus estados financieros están formulados de acuerdo a la confiabilidad y a los criterios que marca la ley.

Obligatoriedad de hacer auditorias de cuentas

La ley obliga a realizar una auditoría a las sociedades que durante dos ejercicios consecutivos cumplan al menos dos de los siguientes requisitos:
1. Tener una cifra de negocios superior a los 5,7 millones de euros.
2. Los activos superen la cifra de 2,8 millones de euros.
3. La media de los trabajadores de la empresa supere los 50 trabajadores.

Estos son los requisitos generales, existen una serie de casos excepcionales que obligan a realizar la auditoría sin cumplir las obligaciones anteriores.

La responsabilidad de los administradores societarios.
Las auditorías no solo tienen como objetivo determinar si la contabilidad o la situación financiera que presenta la sociedad en sus libros es correcta, también sirven para evaluar la actuación de los administradores de la sociedad.
Los administradores son responsables frente a los socios, frente a la sociedad y frente a los acreedores sociales del perjuicio que puedan ocasionar, por sus actos contrarios a la ley o frente a los estatutos de la sociedad.

Los supuestos que dan lugar a una declaración culpable de la actuación del administrador se pueden resumir en:

1. Incumplimiento en la obligación de llevar la contabilidad correctamente.
2. Realizar irregularidades que impidan conocer la situación patrimonial o financiera real de la sociedad.
3. Hacer un alzamiento total o parcial de los bienes de la sociedad, en perjuicio de los acreedores o de la propia empresa.
4. Con anterioridad a la declaración de un concurso de acreedores, si el administrador hubiese hecho alguna operación societaria tendente a perjudicar a los posibles acreedores.

Las auditorias de cuentas no solo tienen una función de proteger a los posibles acreedores de la sociedad, sino también proteger a esta de las malas actuaciones de sus administradores.