La primera cuestión que conviene matizar con la implantación de las NIA es su pertinente introducción en España, ya que pretenden armonizar las diferentes metodologías en un sector de relevancia global como es la auditoría financiera.
Toda implementación normativa con la ya existente requiere, como es lógico, un proceso de adaptación en cuanto a los profesionales auditores, éstos han de familiarizarse con nuevas herramientas de trabajo, lo que exige un cambio de mentalidad a la hora de aplicar nuevos enfoques en la actividad profesional.
Resulta evidente que dicho cambio afecta, en mayor o menor medida, a determinados procedimientos de actuación ejecutados en el ámbito de la auditoría financiera en España.
Aspectos que sin duda se habrán visto afectados con la asunción de las NIE son los informes a emitir y la transcendencia que se da a la transparencia basada en un análisis de riesgos (evaluación y respuesta) mas normalizado, todo ello derivado de la necesidad de converger hacia una practica internacional homogeneizada. Por otro lado, ha provocado una mayor control en la calidad de la auditoria, delimitación de las responsabilidades del auditor con respecto al fraude y mayores requerimientos de ética.
Se han definido las pautas comunicativas, planteadas con mayor profundidad, entre los auditores y los responsables de la entidad auditada, y son modificaciones que tienen un impacto positivo por ambas partes al hacerse más fluido el intercambio de información. Por otra parte se establecen de forma clara las respectivas responsabilidades de los administradores de la entidad y el auditor, lo que redunda en una mayor autonomía y control en el desempeño laboral de éste último. De aquí se deriva un análisis más riguroso en nuevas actuaciones como la evaluación de los riesgos de incorrección material.
En el sentido que acabamos de señalar se han reforzado valores como la ética y la independencia, lo que significa que el profesional de la auditoría financiera está desarrollando un juicio valorativo más exhaustivo ante las nuevas exigencias que ha de afrontar.
En un orden más pragmático, los profesionales del sector se han visto sometidos a un esfuerzo añadido por la necesidad de aprender el uso de nuevas aplicaciones informáticas, someterse a determinados cursos de formación sin los cuales el resultado de su trabajo sería deficiente.
Aspectos como el margen temporal, ahora más estrecho, para la ejecución de la auditoría, también se ven afectados, aunque son circunstancias que deben situarse a corto plazo.
En definitiva, asistimos a un cambio que repercute en los protocolos de actuación, y cuya finalidad última persigue mejorar las competencias profesionales del sector.
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