Últimamente determinados casos de corrupción han trasladado parte de la responsabilidad a los auditores de cuentas, si bien de manera “excesiva” por la ignorancia que el alcance del trabajo del auditor supone, sin menoscabo de que en determinados casos la participación fraudulenta del auditor ha sido incuestionable, esto ha ocurrido en casos puntuales y muy minoritarios respecto al total de las miles de auditorias que se realizan anualmente.
La auditoria no planifica sus trabajos con el objetivo de detectar fraudes (por coste y plazos), ello no quita que si se pusiera de manifiesto algún hecho sospechoso debe analizarlo y valorar su efecto (tanto cuantitativamente como cualitativamente). Es por ello que, en ciertos casos la figura del auditor en España se convierte en una figura necesaria para luchar contra la corrupción. Su cariz objetivo y su lucha por la transparencia son muchas veces claves para descubrir irregularidades y llevar a muchas compañías al cierre y a sus dirigentes al banquillo de los acusados, aunque no sea éste su principal objetivo.
Por esto, las auditorias se están convirtiendo en una opción tanto para empresas como ciudadanos para corroborar si una compañía posee o no una imagen transparente y confiable. No hay más que fijarse en los innumerables gobiernos estatales y multinacionales que optan por auditar sus cuentas para demostrar a los ciudadanos que cuentan con una economía saneada, transparente y, por encima de todo, limpia de todo escándalo de corrupción.
Son muy llamativos los casos de fraude en nuestro sector pero, al mismo tiempo, muy minoritarios. Sirva como ejemplo el caso Enron, la mayor empresa energética de EEUU que en menos de un mes pasó de ser la compañía más innovadora durante seis años consecutivos para la revista Fortune a desaparecer e iniciar un proceso judicial que llevó a la cárcel a la mayoría de sus delegados y consejeros. El motivo: el fraude de cuentas encubierto por la auditora que publicaba sus ingresos económicos.
El plazo para la realización de las auditorias esta fijado por ley a un mínimo de mes y medio una vez formuladas las cuentas y máximo de un mes antes de las Juntas en las “S.A.”, en las empresas cotizadas los informes se requieren comúnmente durante el primer cuatrimestre del año.
La revisión de las cuentas por un auditor tiene como objetivo que la información financiera “publica y obligatoria” de las empresas muestren la imagen fiel del patrimonio y su situación financiera, según la legislación en vigor y a fecha determinada y pasada. La dinámica económica- empresarial hace que el patrimonio de las empresas varíen en un corto periodo de tiempo.
Entre las ventajas que ofrece una empresa como Audicas al realizar una auditoria en Madrid de las cuentas destacan las siguientes:
-Un auditor no tiene restricciones a la hora de acceder a las cuentas de las empresa por lo que le permite analizar objetivamente si los procedimientos son los adecuados y, en caso contrario, adaptarlos al marco legal.
-Son entidades ajenas al entramado profesional por lo que aportan objetividad en sus datos.
– Son profesionales del mundo financiero y económico por lo que pueden ofrecer las claves para saber hacia donde se mueve el mercado y las técnicas empresariales a seguir para aumentar los beneficios o mantener los ya existentes. Asimismo, ayudan a evitar problemas con el Fisco ya que conocen en profundidad la letra pequeña de Hacienda y pueden prevenir de ilegalidades imprevistas.
Todo esto publicado de una manera transparente y objetiva ayuda a los usuarios a mejorar la imagen que poseen de una empresa. En definitiva, la auditoria es importante y necesaria, pero en su contexto y con un alcance limitado que será más fiable cuanto más “control, ética e independencia ” rodeen su desempeño.
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